viernes, 2 de mayo de 2008

Estudiando taquigrafía




Cuando empecé la carrera creí que era una buena idea tomar apuntes con rapidez, así que decidí estudiar taquigrafía.
Una amiga mía sabía bastante del asunto y me ofreció ir un día por la tarde a la siesta a aprender con ella.
Como la abuela vivía al lado de su casa y dormía la siesta al fondo, nos fuimos a estudiar allí.
La habitación tenía una agradable ventana a la calle, una mesa, dos sillas y un desvencijado sillón color verde.
Mi amiga tenía un novio celoso, de modo que ella siempre mantenía la ventana abierta.
Aún recuerdo su pelo largo algo rojizo y muy ondulado, su piel blanca con pecas, su boca insinuante, sus inseguridadesy las largas charlas en esa habitación.

Un día le regalé un dibujo con un poema algo trágico, tal es mi personalidad. Vi sus grandes ojos oscuros mirarmecon un cierto brillo que mi juventud me impidió distinguir; hoy sabría que significaban ternura y quizás ganas de darme un abrazo y un beso.

El siguiente viernes (tal era el día de la cita) lo ví colgado de la pared detrás de su silla. Me acerqué para darle un beso en la mejilla, una mejilla sonrosada. Ella dió vuelta un poco su rostro y me besó la boca.

Enseguida sentí mi miembro endurecerse para mi vergüenza. No pude dejar de acariciar sus senos voluptuosos. Ella se levantó y cerró la ventana. La habitación quedó en penumbras; le quité su corpiño y le besé los pezones grandes y marrones.

Sentí su mano bajarme el cierre y buscar mi miembro para liberarlo. Se llenó todo de un ansioso olor a sexo.
Ya tenía su bombacha bajada y sentía su sexo húmedo en mi mano cuando me dijo:
-No, quiero llegar virgen, ¿sabés?
Mi corazón latía alocadamente. Sentía mis testículos levantados por la erección como nunca antes.
-Damela por aquí- Me dijo y se dió vuelta...
Lo confieso, cerré los ojos y apreté las manos para no terminar allí mismo.
-¿Por allí?- pregunté para estar seguro.
-Sí, ¡dale, dale, dale!- Gemía

Apreté la base de mi miembro porque ya sentía que no aguantaba más y la penetré por atrás. El sillón verde era perfecto; arrodillada allí quedaba a la altura exacta.Aún recuerdo la sensación de su ano dilatándose suavemente y devorarme de a poco.
-Me duele, ¡la tenés grande!- decía a media voz.
Cuando terminé quedé exhausto, me temblaba todo.
Tirado en el sillón con los pantalones bajos la vi masturbarse ansiosamente mientras mi semen chorreaba por sus piernas.

Jamás falté a clase alguna de taquigrafía....







6 comentarios:

Calígula dijo...

Siempre dije que estudiar reporta satisfacciones muchas veces inesperadas. Y los poemas provocan reacciones inéditas en las personas. En tu relato, tanto la reacción provocada por el poema como los beneficios de estudiar son tan maravillosamente placenteros que, aunque de ficción, creo que es la fantasía que muchos tenemos cuando una compañera de estudios nos provoca sensaciones agradables con su presencia y motiva nuestros sueños libidinosos.
Obvio, faltar a una clase es menospreciar el conocimiento y una manifestación de irresponsabilidad frente al prójimo.
Camila, me hiciste volar por un rato a mi época de estudiante, y has motivado mis deseos de volver a estudiar.
Un beso
Cali

Anónimo dijo...

Lindo relato,que te remonta a las epocas adolecentes de cursar el secundario donde los encuentros " de estudio" con las compañeras hacian que en algunas ocaciones como la mencionada tomaran un rumbo inesperado e inolvidable.Esto no hace mas que recordarnos aquella adolecencia con mas cariño.
Siga Cami sigue muy bueno el blog, esperamos el proximo relato para continuar el vuelo.

Anónimo dijo...

Hermoso el tono subidito de este ultimo relato. No me remonta a mis epocas de estudiante porqe desafortunadamente no vivi ni remotamente algo parecido pero si me gustaria hacerlo ahora aunque aquella epoca de adolescente quedo atras hace mucho tiempo. T

almadeangel dijo...

Impacable tu erotismo y tu sensualidad...todo tu blog esta lleno sentimiento,me gusto encontrarte
muakuusss

Anónimo dijo...

Todas las fantasias estan hechas para hacerse realidad algun dia... y ese dia... hay que inventarse una nueva ;)

Anónimo dijo...

nena, me puso loquito este relato..... No queres ser mi profesora ?
un besito... Lucho