miércoles, 28 de mayo de 2008

Inspiración




Aquella tarde salí de casa sin rumbo fijo. Lo único que deseaba era no estar encerrado entre cuatro paredes a pesar de la lluvia que caía.

Mi paseo me llevo a resguardarme en un bar cuando arreciaba la lluvia. Decenas de personas habían pensado lo mismo que yo y el bar estaba lleno de gente. Me senté en un rincón de la barra y mire a mi alrededor para ver una marea de cabezas que inundaba el local.

Un movimiento casi imperceptible llamo mi atención, un sexto sentido me hizo dirigir la mirada hacia abajo para ver unas piernas de mujer que se acercaban entre la gente: largas, estilizadas, enfundadas en unas medias negras y calzadas con un zapato negro de tacón alto. Se sentaron en un taburete del bar y se cruzaron como solo aquellas piernas que se cruzan saben hacerlo, subiendo la falda por encima de la rodilla y dejando a la vista parte del muslo.

Intente ver el resto del cuerpo al que pertenecían, pero entre tanta gente me fue imposible. Allí estaban, firmes y generosas, con un ligero vaivén que despertó mis mas fetichistas fantasía. Quien seria el afortunado que pudiera admirarlas cada día? Quien las desnudaría, acariciaría, besaría....? Subir la mano por el pie, entretenerse en el tobillo, seguir subiendo hasta la rodilla, por la parte exterior del muslo, llegar hasta las caderas.

O mejor aun, introducirse por la parte interior del muslo y sentir el calor que nos vuelve locos a todos. Tuve una visión. Una imagen perfecta, a contraluz, de mis labios besando su carne y de unas manos agarrando mi pelo y atrayéndome hacia el centro de aquellas piernas para que no solo fueran mis labios quien la ayudara a obtener el placer.

Volví a la realidad por unos momentos y vi que las piernas habían desaparecido. Me levante de mi asiento y las busque sin éxito. El bar seguía lleno de gente y de aquella mujer solo quedaba un taburete vacío. Me senté y pedí otra copa; se había esfumado mi fantasía.

Cuando la lluvia disminuyo su intensidad volví a salir a la calle con la intención de volver a casa y me detuve en un semáforo con las gotas de lluvia cayendo sobre mi cabeza mojada. Una mujer se acerco y ofreció cobijarme con ella bajo su paraguas. La mire a los ojos y le di las gracias; luego de casualidad miro hacia el suelo y las vi.....largas, estilizadas, enfundadas en unas medias negras y calzadas con zapatos negros de tacón alto....

1 comentario:

Anónimo dijo...

HERMOSO Y CALENTITO. Donde te tienen secuestrada mi vida. T